Para abrir la temporada 2004 - 2005, la Galería Javier López se complace en presentar una exposición conjunta de los artistas Matthew Brannon (1970, Idaho) y Sarah Morris (1967, Londres). Bajo el mismo título de ‘If direction is a look’, la muestra reúne lienzos de la última serie de Sarah Morris y tapices, serigrafías y carteles de Matthew Brannon.
De la última generación neoyorkina, la obra de Matthew Brannon muestra su interés por todo material promocional e impreso. En su serie ‘Etiquetas de vino’, utiliza la anticuada técnica de impresión tipográfica para producir obra sobre papel de un acabado exquisito, en la que combina la imagen con palabras de su propia invención o apropiadas de fuentes variopintas, como en ‘Bautismo borracho’ dónde en la etiqueta se lee "Vin Fin de Table de Dios / El miedo que organiza tu culpabilidad", o en ‘Pérdida de palabras’, dónde leemos "Vin Fin de Table Terrible / Elección débil". Otra serie, comenzada en el año 2000, consiste en carteles de películas de terror de casas embrujadas, realizadas en serigrafía, y cuya inspiración le vino al percatarse de la similitud del mundo del arte con el típico guión de dichas películas, en las que invariablemente un grupo de escépticos y creyentes son invitados a presenciar y analizar las energías psíquicas de la casa supuestamente poseída. Pero su obra más característica son sus delicados tapices, realizados con bordado y acrílico sobre lienzo, y que continúan la paleta de colores de la exposición - negro, rosa y oro -. En esta serie el artista muestra una de las líneas constantes de su obra, en la que explora la tensión aparente insoluble entre decoración y discurso en la pintura.
Como contraste, la pintura de Sarah Morris es muy física, abstracta y compleja. Suele mostrar una trama arquitectónica, ejecutada con colores brillantes en pintura plástica sobre lienzos de gran formato cuadrado. Con el paso del tiempo, la perspectiva de sus cuadros se ha ido complicando, con fugas que trabajan tirando de la imagen más allá de la realidad del lienzo como objeto bidimensional. Su última serie ‘Los Ángeles’, a la cual pertenecen los lienzos de la exposición, muestra un paso más en el desarrollo de su lenguaje; la trama se ha hecho fragmentaria, introduciendo líneas o vectores que cortan dramáticamente el lienzo en ángulos o que se detienen para formar formas geométricas reminiscentes de visiones fugaces de la arquitectura urbana. La ciudad se erige pues como el referente y sus obras reflejan la complejidad dinámica de la construcción urbana y arquitectónica. Con su sistema de cuadrículas tridimensionales de múltiples y superpuestos puntos de fuga, que funciona como una referencia codificada de la ciudad, y la paleta de color que combina un sentido de lujo y de lo rutinario, recrea la atracción magnética y el glamour de la ciudad moderna. Dicha paleta de color es fruto de un sistema cuidadosamente elaborado por la artista, en continuo desarrollo, y cada cuadro es creado lentamente a través de permutaciones múltiples antes de obtener su aspecto final.